Cada contexto clínico me ha ofrecido algo distinto.
A lo largo de estos años, he trabajado en espacios diversos, con ritmos, demandas y estilos muy distintos.
En Mensalu Psicología (Madrid), centro especializado en trauma y apego, me inicié en la práctica clínica desde una mirada integradora. Allí acompañé procesos individuales marcados por el dolor, la desconexión y la necesidad de reconstruir vínculos. Fue un espacio que me permitió afinar la escucha, sostener sin invadir y comprender el impacto profundo del trauma en la vida cotidiana.
En NB Psicología, clínica con sedes en Moncloa, Carabanchel y Villalba, profundicé en el trabajo con adultos, infancia y familias. Su enfoque integrador y su atención especializada en trauma, apego y disociación me permitió consolidar herramientas clínicas y una sensibilidad especial hacia los procesos complejos.
Trabajé en Acacias que es un centro multidisciplinar con atención psicológica presencial y sin lista de espera, donde pude sostener el vínculo terapéutico con continuidad y rigor.
Actualmente, atiendo diariamente como Psicólogo General Sanitario en mi consulta privada.
En cada uno de estos lugares he aprendido a modular mi presencia, a respetar el ritmo de cada persona y a sostener el vínculo como eje central del proceso.
La experiencia clínica no es solo acumulación de horas: es transformación, ajuste, escucha y compromiso.